martes, 17 de julio de 2012

Ser humano


Ser humano. by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¿Por qué es tan difícil lidiar con ella?- preguntó Tim en voz alta, envolviéndose sus largos brazos cubiertos de pecas con ambas manos, repasando varias veces con las suaves plantas de sus manos los miembros fuertes y equilibrados, de constitución similar a los de Frances y Alice, pero mayor dureza.

-Amor, no es que sea difícil manejar a Violet... es simplemente que... es distinta a ti, ¿De acuerdo? Y tienes que entenderlo- le respondió su novio, alcanzándola por detrás para tomarla por los hombros como si quisiera dirigirla hacia la bodega, cuando ella bien conocía el camino. Apenas sentir las yemas de los dedos de él sobre sus huesudos hombros cubiertos de tela, la muchacha se relajó de inmediato; sin embargo, no olvidó en lo más mínimo en coraje y la frustración que sentía contra su hermana, quien seguramente se encontraba allá afuera, de lo más despreocupada acerca de las habladurías que a la mayor de las Lacrosse le consternaban tanto.

Tim Lacrosse
-Es que... ¿Por qué no puede desear las mismas cosas que yo?- insistió la criatura, revolviéndose su largo y espeso cabello dorado- Una relación estable, un hogar, familia... ¿Es mucho pedir?

-Para Violet, sí- contestó el comprensivo bajista Georg Listing, abriéndole la puerta a la distraída humanoide que casi se estrella con ella, a pesar de sus avanzadas capacidades mentales- Es como si a mí me pidieras que me volviera abogado o algo así.

-Serías un excelente abogado- le sonrió la interpelada, girándose para dirigirle una mirada coqueta más discreta al mismo tiempo; no solía mostrarse exhibicionista, a diferencia de su hermana menor, quien parecía disfrutar la atención pública abiertamente- Además de que te ves muy guapo de traje.

-Gracias- contestó el sonrojado músico, introduciéndose detrás de la mujer con la que llevaba saliendo más de un año. Ahí, en medio de la obscuridad de la bodega de vinos de los Shäfer, se sentía con mayor libertad para hablar; de una manera un tanto parecida a Tim, tampoco le agradaba que los demás se enteraran de sus asuntos privados, quizá por eso era, junto con Gustav, uno de los miembros más callados de la banda y dejaba que los gemelos Kaulitz se encargaran de la imagen pública del cuarteto y todos aquellos meollos que a él le resultaban tan incómodos- El punto de todo esto es que no todos podemos tener los mismos deseos, corazón. Quizá por eso somos seres con libre albedrío, para decidir qué le conviene más y qué menos a nuestra personalidad.

Georg Listing
-Mmm... me cuesta entender a las personas- reconoció la chica, acuclillándose a la mitad de la habitación cubierta de madera de cerezo, cubriéndose su angelical rostro con ambas manos. Detrás de ella, su novio se apresuró a acercarse a la inmóvil figura, para colocarle una mano en la espalda, en un gesto de apoyo y solidaridad. No le agradaba que la chica a la que tanto amaba se preocupara de semejante manera por Violet quien, contrario a ella, le daba lo mismo lo que los demás pensaran de ella, gesto que había aprendido con fidelidad de Andreas.

-Nadie dijo que sería ciencia fácil- le explicó el muchacho, acuclillándose a su lado- Dale tiempo, ya verás que caerá en sus trece cuando llegue el momento adecuado. Es como Tom, te juro que me extraña verlo al lado de Frances.

-¿Y tú?- cuestionó Tim, con una sonrisa cubierta de curiosidad de sus labios color coral- ¿Alguna vez te viste conmigo?

 -No realmente- rió el bajista sin poder evitarlo, echándose hacia atrás hasta recostarse en el lustroso e impecable suelo- No es por ti, simplemente... no sé, no me veía con nadie.

-¿Nadie?- repitió la intrigada muchacha, dejándose caer de espaldas para aterrizar a un lado de su pareja, el cual la acogió con brazos abiertos, dejando que la chica recostase su cabecita inteligente sobre el pecho firme de él- No te creo.

-No es que no haya salido con chicas en algún momento de mi vida- admitió él, rememorando los bonitos rostros que había tenido oportunida de conocer de cerca; sin embargo, ninguna de ellas lo había hecho sentir ni la mitad de lo que experimentó desde la primera vez que miró a Tim- Inclusive llegué a tener una relación estable durante un tiempo, pero ella... bueno, no es que fuera precisamente fanática de mi carrera.

-¿Por qué?- cuestionó la modelo, observándolo un tanto sorprendida, mostrando sus enormes ojos verdes de manera casi descarada. Cuando los tenía tan cerca de sí, como en aquél momento, al músico le costaba respirar con normalidad- ¿Tenía otras ambiciones para ti?

-Para nosotros, más bien- rememoró el joven, no sin sentirse apesadumbrado, al recordar aquél rostro, la nariz cubierta de pecas y el cabello lacio y pelirrojo- Pensó, equivocadamente, que yo tendría más tiempo para nuestra relación.

-Entre tú y yo el tiempo jamás ha sido problema- replicó Tim, ya con el entrecejo fruncido, haciendo que su adorable frente de alabastro se crispase en una serie de profundos zurcos, frutos de la reflexión intensa y el desconcierto.

-Porque ahora mi carrera es diferente- le explicó él de manera cuidadosa, estrechándola contra su costado. A pesar de que la había buscado durante mucho tiempo, e inclusive llegó a pensar que jamás llegaría, en aquél instante se dio cuenta de que la encontró en el mejor momento de su vida- Mi trabajo es un poco más estable, tengo la opción de escoger lo que quiero para mí... antes no tenía esa opción. Ni yo ni el resto de los chicos.

-¿Por qué?- volvió a inquirir la criatura, cual niña pequeña, llenándolo de preguntas; el músico, por su parte, no pudo evitar reír ante semejante muestra de curiosidad.

-Porque ahora Andreas lleva los asuntos de la banda, Tom y Bill se encargan de la producción, Alice de las relaciones públicas... creo que no nos hace falta nada, o nadie- examinó el caballero, dándose cuenta de las cosas que habían cambiado en los últimos cinco años- Digamos que ya no tenemos a quién rendirle cuentas así que... soy como mi propio jefe.

-Entonces, tú escoges tus horarios y demás, ¿No?- aventuró la tierna curiosa, sonriéndole de manera dulce, con su boquita de querubín, sacándole a él también una sonrisa. A pesar de las cosas por las que lo hacía pasar, no la hubiese cambiado por alguien más; quien quiera que fuese esa "alguien".

-Exacto- replicó él, prodigándole un beso en la coronilla, en su cabello oloroso a fresas- Para poder pasar más tiempo contigo, con mis amigos, con mi familia...

-Por cierto, tus hermanas llamaron en la mañana- mencionó Tim, abrazándose fuerte a la cintura del hombre que reposaba a su lado; de inmediato, el rostro de éste se crispó en una mueca llena de dolor.

-¡Ay, no! ¡Te dije que no contestaras si eran ellas!- se quejó amargamente Georg, a quien sus dos hermanas llamaban "Georgie" de manera cariñosa.

-¡Pero son muy amables!- refutó la humanoide, extrañada ante el gesto lastimero de su novio- ¡Amy dice que quiere que las visitemos la próxima semana y yo no tuve reparo en decirle que iríamos!

-¡Tim!- chilló el alemán.


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